Tradicionalmente, tomábamos decisiones consultado a personas especialista en los temas de nuestro interés, esto es face to face. Hoy en día, esta práctica la hemos traslados a los escenarios virtuales.
Redacción por: Aristeo García González

Más de alguna vez hemos preguntado a Google sobre una receta de cocina, buscamos una dirección, que medicamento tomar, que tipo de actividad o ejercicio realizar. Incluso, hemos buscado personas por este medio o revisados documentos que contiene una diversidad de información de índole educativa, político, social, cultural, empresarial y tecnológico. Eso ha quedado atrás, ahora ya no nos basta con preguntar, necesitamos interactuar.

Nuestro día a día lo hemos traslados a los escenarios virtuales. Hasta no hace mucho, se hablaba de asistentes virtuales, los cuales no eran otra cosa que programas informáticos diseñados para interactuar con los usuarios y realizar tareas específicas mediante el procesamiento del lenguaje natural y la inteligencia artificial

Hoy, hemos incorporado a nuestra vida un nuevo tipo de guías los “consejeros virtuales”. No se trata de personas de carne y hueso, sino de entidades invisibles que molden nuestra experiencia en el mundo digital, se trata de algoritmos, inteligencias artificiales (IA), asistentes virtuales y figuras de influencia en las redes sociales

Se trata de consejeros que operan 24/7 cuyo papel principal es la curación y personalización de nuestra vida y de nuestro entorno, su función consiste en el filtrar el ruido y presentarnos con claridad y exactitud lo que creen que necesitamos o queremos.

Pero, ¿quiénes son y que hacen exactamente los consejos virtuales?

Los algoritmos, son los consejeros más omnipresentes, en esencia, su función es predecir lo que nos va a gusta, casos como Netflix que nos sugiere que debemos ver, Spotify nos aconseja la banda sonora de nuestro día o, como Amazon, nos propone que productos resolverán nuestros problemas, basándose en nuestras búsquedas y compras previas. Para logarlo, se basan en nuestro comportamiento y lo comparan con millones de personas. Piensa en ellos como dos tipos diferentes de consejeros: uno que te conoce muy bien y otro que conoce muy bien a la gente que se parece a ti.

El caso de los asistentes de IA, como Siri, Alexa, Google Assitant, han dejado de ser simples herramientas de búsqueda y se han convertido en asistentes proactivos. Nos «aconsejan» la ruta más rápida al trabajo (evitando el tráfico que ellos conocen), nos recuerdan tareas y optimizan nuestra productividad. Cada vez más, respondemos a sus sugerencias para organizar nuestra vida diaria.

Los feed de las redes sociales (Facebook, Instagram, TikTok, X), o también conocida como “muro”, es el flujo principal y actualización constante de contenido cuando se abre la aplicación de la red social, decide qué mostrarte y en qué orden. Siendo su objetivo principal, mostrar el contenido que tiene una mayor probabilidad de retener nuestra atención. Lo que lo convierte en un espejo hiperpersonalizado de nuestros propios gustos, opiniones e interés.

A diferencia de los algoritmos, los influencers como consejeros humanos mediados por lo virtual, se han convertido en los nuevos expertos en el estilo de vida, moda, finanzas, superación personal, profesionales en diversos campos. Su consejo no se basa en una relación personal, sino en una conexión, una especie de ilusión de amistad que genera un alto grado de confianza y, por ende, un impacto directo en las decisiones que tomamos y aspiraciones de millones de personas que recurren a ellos.

En la actualidad, la integración de la tecnología en nuestra vida cotidiana ha alcanzado niveles sin precedentes y se encuentra en constante evolución, al grado de que los consejeros virtuales, han llegado a desempeñar un papel cada vez más crucial en nuestras rutinas diarias, convirtiéndose en sofisticadas entidades capaces de entender y responder a nuestras necesidades de una manera que ha redefinido la interacción entre humanos y máquinas.

Sin embargo, existen riesgos latentes, como una polarización y menos tolerancia al disenso, dado que podemos quedar envuelto en una burbuja que no nos permita exponer a la diversidad de pensamiento o al descubrimiento casual y a las opiniones que nos retan. Incluso, podemos llegar a perder nuestra propia autonomía, llegando a convertirnos en pasajeros pasivos de nuestra propia vida. Asimismo, sus consejos, no buscan necesariamente nuestro bienestar integral, sino la optimización de un indicador de negocios, mostrándonos anuncios y productos.

¿Qué nos queda por hace?, es el momento de aprender a navegar con ellos, puesto que cada día están más presentes en nuestra vida, así que la convivencia con un consejero virtual no tiene por qué reemplazar por completo el valor de nuestro propio juicio crítico y nuestra autonomía para decidir.

¿Cambiarías los consejeros tradicionales, por uno virtual?