Betty Valdés / Notiunion
Bienvenidos a leer esta crónica, ha costado mucho trabajo escribir en esta ocasión, pero espero estén más que listos para adentrarse en lo que estos últimos dos días se vivió en la sala de juicios orales, donde se llevó a cabo el juicio en contra de Diego Urik, en la ciudad de Morelia.
Jueves 26 de enero 2023 y esperábamos el inicio de la audiencia donde se realizarían los alegatos de clausura, esos donde tanto la fiscalía como la defensa harían su último esfuerzo por entregar el mayor de número de recursos posibles al juez Ariel Montoya, y que este los considerara al momento de emitir su fallo. Ese fallo en el que diría si Diego Urik habría asesinado o no a Jessica González Villaseñor, es decir, si Diego era o no culpable.
Era una mañana bastante fría y la sala de oralidad número tres de la Unidad Especializada para Adultos, Jóvenes y Adolescentes del Sistema Penitenciario estaba más que helada, ni las dos chamarras que yo tenía puestas lograban hacerme sentir cálida, o tal vez eran los nervios y la tensión colectiva que permeaba y nos hacía titiritar de frío. Y es que, aunque la sala estaba llena de personas, esa sala no lograba brindar calidez alguna.
Mientras moría congelada un rayo de luz ingresó a la sala, pero no era sol, era la señora Verónica Villaseñor, madre de la víctima. La cual entró a la sala para ocupar su lugar en la mesa de trabajo junto su asesora jurídica y personal de la Fiscalía, pero la señora Verónica portaba un suéter color amarillo pollo, sí, de esos amarillos chillantes, lo que llamó mi atención, pues parecía intentar lucir radiante, así tal cual quisiera demostrarle al mundo que está viva, que está luchando, que va firme y tal cual dispuesta a soportar una cachetada de impunidad más, otro momento de revictimización desde aquel pasado 21 de septiembre del 2020.
Y como no iba a intentar mostrarse firme, viva y fuerte, si había un ejercito de familiares y amigos apoyándola en este último estirón. Todos llegaron puntuales previo al inicio de la audiencia, todos apartando su lugar para estar juntos y unidos, amontonados de hasta 5 a 7 personas por banca diseñada para 4, incomodos, pero con voluntad de estar cerca de ella, todos luchando en hacer «Justicia para Jessi».
Pero las cosas no son iguales del otro lado de la sala, pue escasas siete personas acudieron a apoyar a la familia de Diego Urik, entre ellos y quien nunca faltó a una sola audiencia, su padre biológico. Además de su ejército de abogados, bueno no, tampoco voy a exagerar, solo asistieron 4 de los 15 abogados que sumaron en total en todo este proceso.
9:04 de la mañana y dieron inicio los alegatos de clausura, y mientras la fiscalía ofrecía al juez datos destacados para que se consideraran en el fallo, el padre de Diego y otros familiares del imputado entraban y salían de la sala desesperados, hablaban entre ellos, se comunicaban con más abogados que se encontraban fuera y no lograron estar quietos durante las seis largas horas que duraron los alegatos.
Más tarde y ya iniciada la audiencia llegó mamá…
La madre del Diego Urik ingresó a la sala de forma presurosa y buscando con la mirada a su hijo, se sentó junto al padre de Diego por unos minutos. Más familiares llegaron posteriormente y la sala se llenó aún más. Además de la sorpresiva visita de personal de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, quienes llegaron también tarde y acudieron a «supervisar» que no se violentaran los derechos humanos de las partes implicadas. ¿Pero por qué en más de dos años nunca aparecieron? La verdad es que todos nos quedamos sorprendidos con su presencia y sorpresiva aparición en la sala.
¿Recuerdan que les dije que hacía frio?
Pues mientras Diego Urik estaba sentado custodiado por cuatro guardias procesales decidieron permitirle ponerse una chamarra calientita. Posteriormente los abogados defensores se hicieron acreedores de una llamada de atención por parte del Juez, pues le dieron agua a Diego sin consultarlo con los guardias, pues Ariel Montoya aseguró que debían consultarlo primero para revisar el contenido de lo que le estaban dando de beber.
Los agentes de la Fiscalía continuaban en sus alegatos y debo admitir que hicieron su buen esfuerzo por dejar en claro los motivos por los cuales el juez debía considerar el delito como feminicidio y no como un homicidio doloso, además de argumentar el motivo por el cual debería aplicarse el criterio con perspectiva de género en este caso. Pues reiteraron las pruebas con las cuales contaban para afirmar que Diego le produjo una muerte lenta y agónica a Jessica, y que, además de tener relaciones sexuales violentas, ejerció violencia de género en su contra, además de vulnerar y denigrar su dignidad humana, pues dejó sus partes intimas expuestas en un zona boscosa del fraccionamiento donde el habitaba.
«Con todo respeto, nuestro más sentido pésame a la familia de Jessica, lamentamos su fallecimiento, pues la perdida de la vida una persona siempre resulta lamentable», dijo uno de los abogados defensores de Diego Urik.
Así como lo leen, tal cual burla, tal cual pareciera un intento por dignificar y no restarle honorabilidad a su profesión como abogados, pues toda persona tiene el derecho a ser defendida. Pero de verdad, ese pésame fue como una patada en las partes íntimas de toda la familia, pues si tan solo ustedes hubiesen visto lo qué expresó el rostro de la madre de Jessica y las caras de los familiares que estaban en la sala, pues hasta uno que otro ¡ay si! se escuchó en la sala, así como diciendo ¡Si, como no!
Luego de dar el «pésame» a la familia de Jessica, los nuevos abogados defensores iniciaron con sus alegatos y continuaron como en audiencias pasadas, intentado desestimar los testimonios de los testigos que se presentaron a lo largo de este juicio, además de volver a recalcar que los agentes, peritos y demás personal que internvino en la investigación carecían de capacitación para sus funciones y que además no contaban a la fecha de su intervención con la actuliazación del curso para trabajar bajo la perspectiva de género. Incluso intentando poner en duda la culpabilidad de Diego, tal cual lo sugirió en la audiencia pasada el mismo imputado, pues prentendían desviar la culpa a uno de los mejores amigos de Diego.
«El poder judicial no puede cumplir los caprichos de la fiscalía», fue una de las respuestas de la defensa a la petición de la fiscalía donde solicitaron se considerara en el fallo el delito como feminicidio.
Y es que mientras la tensión en la sala permeaba, el padre biológico de Diego intentaba encontrar calor y paz en los hombros de las mujeres que se sentaban a sus costados. Tal cual un niño indefenso regocijaba su cabeza en los hombros de las mujeres pero ninguna mostraba afecto, mas que una mujer de edad adulta que con una mano, tocó la cabeza del padre de Diego mientras esté se recargaba y escuchaba atento lo que sucedía, pues tenía a hijo frente a él y solo le veía la espalda.
Una intervención pieza clave
La asesora víctimal habló y, aunque su voz es bastante cálida y dulce, mostró coraje y firmeza en su intervención, pues respondió a aquel frio y burlón pésame que dijo el abogado defensor.
«La defensa habla de lamentar la perdida de la vida , de un fallecimiento, Jessica González no perdió la vida, Jessica González no falleció, Jessica González fue privada de la vida derivado de una conducta que en el Código Penal de Michoacán está clasificado como feminicidio», dijo la asesora víctimal de la madre de Jessica.
En ese momento el rostro de muchos de los presentes fue de entera satisfacción, algo así como si las palabras de la asesora hubiesen sido la respuesta que todos los demás no pudieron dar, pues no pueden hablar ni opinar en el juicio. Posteriormente continuaron los alegatos por ambas partes. Fue al final de estos, cuando el juez le dio la palabra a la madre de Jessica González Villaseñor y por supuesto, también a Diego Urik, quien hasta ese momento aún no era considerado ni calificado como culpable.
Palabras de la mamá de Jessica
“Señor juez, es claro que no soy abogada y que no tengo los conocimientos para expresarme con términos legales como luego los abogados quieren que lo haga, pero solo quiero decirle que es más que claro, es más que evidente la crueldad con la que mi hija murió, la crueldad no es algo que la Fiscalía tenga que demostrar, la crueldad la muestran los 31 golpes en el cuerpo de mi hija, solo le pido que tome una decisión porque ya es mucho, ya expuse más de cien pruebas ya fue demasiado», Expresó con hartazgo y cansancio en el reflejado en el rostro Verónica Villaseñor.
Palabras de Diego Urik
«Yo me siento con una gran desventaja, usted no me aceptó ninguna prueba. Mi futuro y mi vida están en sus manos, porque yo le juro que soy inocente», dijo con un tono de voz cabizbajo Diego Urik.
Ante ello el juez respondió diciendo lo siguiente:
“TENGO 27 AÑOS DE JUEZ, ES LA SEGUNDA VEZ QUE ME DICEN ESTO Y NUNCA ME HA FALTADO VALENTÍA PARA TOMAR UNA DECISIÓN, EL DÍA QUE UN JUEZ SIENTA MIEDO, EN ESE MOMENTO DEBE RENUNCIAR», DIJO CON VOZ CLARA Y FIRME EL JUEZ ARIEL MONTOYA.
Posteriormente afirmó que luego de largas seis horas de alegatos tomaría un receso de 24 horas para evaluar y considerar toda la información aportada para emitir un veredicto…
La narración de esta crónica continuará, pues solo se revelan los detalles de lo que aconteció durante los alegatos. Lo que pasó esta tarde fue aún más sensible, en ocasiones se ponía la piel chinita.
CONTINUARÁ…
Te dejo la continuación de la crónica:https://notiunion.com/cronica-diego-urik-por-fin-es-declarado-culpable-por-el-feminicidio-de-jessica-gonzalez-villasenor/