Ciudad del Vaticano – A los 69 años, el cardenal estadounidense Robert Francis Prevost Martínez ha sido elegido como el Papa número 276 de la Iglesia Católica, adoptando el nombre de León XIV. Nacido el 14 de septiembre de 1955 en Chicago, Illinois, Prevost se convierte en el primer pontífice originario de Estados Unidos, con una marcada trayectoria de servicio tanto en su país como en América Latina.
Una vida de servicio misionero y liderazgo global
Prevost pertenece a la Orden de San Agustín, en la que ingresó como novicio en 1977 y profesó sus votos solemnes en 1981. Su formación académica es amplia: licenciado en Matemáticas por la Universidad de Villanova, maestro en Divinidad por la Catholic Theological Union de Chicago y doctor en Derecho Canónico por la Pontificia Universidad de Santo Tomás de Aquino en Roma.
En 1985, fue enviado como misionero a Perú, donde se convirtió en una figura clave en la diócesis de Chulucanas. Allí sirvió como vicario parroquial, canciller y posteriormente como formador de sacerdotes en Trujillo. Su cercanía con el pueblo peruano, su dominio del idioma español y su compromiso con las comunidades más necesitadas marcaron profundamente su vocación pastoral.
De líder agustino a obispo en Perú
En 1999 fue elegido Prior Provincial en Chicago, y en 2001, Prior General de los agustinos a nivel mundial, cargo que desempeñó durante 12 años desde Roma. Este rol le permitió establecer relaciones eclesiásticas con líderes de todo el mundo y consolidar su reputación como un hombre de diálogo y visión pastoral.
En 2014, el Papa Francisco lo nombró obispo titular de Sufar y administrador apostólico de Chiclayo, y un año después fue designado obispo diocesano, sirviendo en esa jurisdicción peruana hasta 2023. Su gestión combinó sensibilidad social, eficiencia administrativa y cercanía con las comunidades.
Un Papa con mirada latinoamericana y perfil global
El cardenal Prevost fue creado cardenal por el Papa Francisco y llamado al Vaticano como Prefecto del Dicasterio para los Obispos, uno de los cargos más influyentes en la Curia Romana. Su experiencia en América Latina, su liderazgo en la vida religiosa y su dominio de varios idiomas —especialmente el español— lo colocaron en el centro de las expectativas de sectores que buscan una Iglesia más inclusiva y conectada con los fieles del sur global.
Con su elección como León XIV, se abre una nueva etapa para la Iglesia Católica. Su perfil representa un equilibrio entre tradición y renovación, con la esperanza de una guía serena, comprometida y pastoral en un mundo cada vez más complejo.