Karen Mojica

En Michoacán se encuentra uno de los axalapascos que tiene México, que son grandes cuerpos de agua que se formaron dentro de cráteres volcánicos; se trata de la Alberca de los Espinos ubicada en el municipio de Jiménez, cerca de Zacapu y a una hora y media de Morelia.

También conocida como la Alberca de Santa Teresa, este axalapasco está a 2 mil 100 metros sobre el nivel del mar, con un diámetro máximo del cráter de 740 metros y una profundidad de 29 metros, que se formó hace 25 mil años en una erupción.

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Alrededor de la Alberca de los Espinos hay una abundante flora y fauna, como: encinos, ahuehuetes, nogalillo, eucaliptos, nopales, zapotes blancos, charales, carpas, gavilanes, tlacuaches, conejos de monte, entre otros.

Lo peculiar de esta área natural protegida –desde 2003–, ubicada en la Ciénega de Zacapu, es que en el otoño e invierno toma un color café, debido a que sufre estratificación térmica, lo que suspende los nutrientes del lecho acuático. Posteriormente, los nutrientes se van absorbiendo por el plancton, que a su vez expande su población y regresan los tonos azules y verdes en el verano y primavera.

Para los turistas que buscan qué hacer en la Alberca de los Espinos, las opciones son variadas, debido a que el sitio cuenta con cenadores con asadores para disfrutar una comida entre amigos o familia, así como miradores para observar el lago dentro del cráter, aunado a un amplio sendero para caminar.

En la actualidad, hay baños y los fines de semana hay venta de bebidas y botanas para que los visitantes puedan consumir, si no desean llevar sus alimentos.

El agua es fría y sí es posible entrar a nadar, aunque se recomienda que solo entren las personas que saben hacerlo y con precaución. Además, lo ideal es llevar calzado cómodo y con suela antiderrapante, debido a que es un sitio donde hay que caminar varios metros y descender.

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La leyenda de la Alberca de los Espinos

La Alberca de los Espinos cuenta con una leyenda, como la mayoría de los axalapascos en el país, pues se cuenta que este lugar era un sitio donde se veneraba a Curicaueri, el dios del fuego en la cultura purépecha, aunque también allí se bañaban los lugareños.

Luego de la conquista española, en este lugar los frailes comenzaron a bautizar a los nativos, lo que enfureció a Curicaueri, quien producía remolinos de agua para arrastrar en su interior a las mujeres que se bañaban o lavaban ropa en el lago.

Al escuchar lo que ocurría, Fray Jacobo Daciano, que llegó como misionero de España a México, optó por bautizar la Alberca de los Espinos par acabar con un supuesto “demonio”, que en realidad era el dios del fuego.

Por ello, el 15 de octubre de 1550, Fray Jacobo fue a la cima del sitio, levantó su cruz y lanzó agua bendita; al instante, en el agua se formó un remolino, aunado a ello el viento se presentó con mucha fuerza y un estruendo, lo que consideró como “el demonio huyendo espantado”.

Luego de ello, el fraile franciscano bautizó el cuerpo de agua con el nombre de Santa Teresa, cuyo festejo es precisamente cada 15 de octubre.

Cómo llegar a la Alberca de los Espinos

Para llegar a la Alberca de los Espino hay que tomar camino hacia Zacapu, hasta llegar a Jiménez, específicamente a la comunidad Los Espinos que es la primera que esa al ingresar al municipio; incluso, hay una caseta con el nombre, bajo un puente, por donde se accede.

Si se acude en automóvil propio, hay un espacio para dejarlo, y cobran 30 pesos; luego se debe caminar para bajar al lago.

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