El pueblo lo acompañó hasta el final, mientras en Morelia se registraron protestas y disturbios para exigir justicia por su asesinato.
Uruapan/Morelia, Michoacán; 3 de noviembre de 2025.– En medio de una multitud conmovida y bajo un ambiente de indignación, este domingo se realizaron los homenajes fúnebres al alcalde de Uruapan, Carlos Alberto Manzo Rodríguez, asesinado el pasado sábado durante el Festival de Velas.
Desde temprana hora, miles de personas se congregaron en la Pérgola Municipal de Uruapan, convertida en un altar repleto de flores, veladoras y mensajes de despedida. Al centro, el féretro del edil fue custodiado por guardias de honor y familiares, entre ellos su esposa, Grecia Quiroz, y sus hijos.
“Hoy nos arrebataron al mejor presidente de México. Carlos siempre dio todo por su pueblo, por su gente, y hasta la vida”, expresó Quiroz, visiblemente afectada. “Mis hijos se quedan huérfanos, pero con el orgullo de saber que su padre murió sirviendo a Uruapan.”

Sus palabras provocaron un aplauso prolongado entre los asistentes, que respondieron con gritos de “¡Justicia para Carlos Manzo!”. En el féretro descansaba el sombrero blanco que el alcalde solía portar en sus recorridos por colonias y comunidades.
Posteriormente, el cuerpo fue trasladado a la Parroquia de San Francisco, acompañado por una caravana de vehículos, motociclistas y ciudadanos. A lo largo del trayecto, las calles se llenaron de velas, flores y aplausos.
La misa de cuerpo presente reunió a miles de personas que se unieron en oración. Al concluir, el clamor por justicia volvió a escucharse: “Carlos vive, su pueblo no se rinde.”
Horas más tarde, se realizó una marcha pacífica en el centro de Uruapan, donde ciudadanos vestidos de negro portaron veladoras y pancartas con mensajes en contra de la violencia. Sin embargo, en Morelia, las protestas derivaron en disturbios.
Un grupo de manifestantes ingresó al Palacio de Gobierno, donde se registraron daños materiales, incendios menores y pintas con consignas contra las autoridades estatales. Elementos de la Policía dispersaron a los inconformes con gas lacrimógeno y balas de goma, resultando varias personas afectadas y tres detenidos.
De regreso en Uruapan, el alcalde fue sepultado en el panteón municipal, acompañado por familiares, amigos y una multitud que lo despidió entre música, oraciones y aplausos. En la tumba, coronas florales cubrieron el lugar mientras la multitud coreaba:
“Carlos Manzo no murió, lo mataron por defender a su pueblo.”
Así, entre lágrimas, reclamos y promesas de justicia, Uruapan despidió a un líder que, según sus colaboradores, “prefirió morir de pie que vivir arrodillado ante la violencia.”





































