Bangkok, 30 de marzo de 2025.– El terremoto de magnitud 7.7 que azotó el centro-norte de Myanmar (Birmania) el pasado viernes ha dejado un saldo devastador. De acuerdo con el más reciente reporte de la junta militar birmana, transmitido por el canal estatal MRTV, la cifra de muertos ascendió a 1,644 personas, mientras que los heridos suman 3,408 y hay 139 desaparecidos.

El temblor también destruyó aproximadamente 2,600 edificios, entre ellos casas, templos, colegios y pagodas, según confirmó el propio régimen en un comunicado oficial. El epicentro se ubicó en la región de Sagaing, a tan solo 10 kilómetros de profundidad, entre las ciudades de Sagaing y Mandalay, segunda urbe más poblada del país.

El Ejército birmano, que gobierna desde el golpe de Estado de 2021, ha decretado el estado de emergencia en seis zonas: Sagaing, Mandalay, Magway, Shan, Naipyidó y Bago, regiones donde persiste un conflicto armado con grupos étnicos y movimientos prodemocráticos.

Organismos internacionales han advertido sobre la difícil situación en las zonas rebeldes, que permanecen prácticamente aisladas del resto del país. El Movimiento de Desobediencia Civil (CDM) denunció cortes intencionales de internet y telecomunicaciones por parte del régimen en áreas como Sagaing y Mandalay, impidiendo el flujo de información y la llegada de ayuda humanitaria.

La gente en Sagaing está muy afectada, pero no tienen acceso a internet. La junta lo ha cortado”, indicó el CDM en su cuenta de X. “En Mandalay también hay muchas personas desplazadas internas, y la situación es crítica”.

El número de víctimas podría seguir aumentando, mientras los esfuerzos de rescate continúan con limitados recursos. La comunidad internacional, incluyendo la ONU, Unión Europea, y organizaciones como UNICEF y Amnistía Internacional, han comenzado a movilizar apoyo.

El Papa Francisco, desde el Vaticano, y el presidente ruso Vladimir Putin, expresaron condolencias por la tragedia. México, a través de la Secretaría de Relaciones Exteriores, también manifestó su solidaridad y ofreció apoyo consular a ciudadanos en la región.

El potente sismo también fue percibido en países vecinos como China, India y Tailandia, donde también se reportaron daños materiales y víctimas. En Bangkok, la capital tailandesa, se confirmó el colapso de un edificio en construcción con al menos 10 muertos y más de 100 desaparecidos.

Myanmar enfrenta ahora no solo una emergencia sísmica, sino una crisis humanitaria agravada por la inestabilidad política, la violencia armada y la represión a la oposición civil.