Morelia, Mich. a 13 de Abril del 2017.- Cifras oficiales de la Secretaría de Turismo Municipal que, sin embargo, parecen no contemplar lo fluctuante que son las apuestas cuando la capital de un estado convulso como el nuestro marca el termómetro de reservaciones hoteleras y ocupaciones a partir de los enfrentamientos armados.
La estimación suele ser parte de ese optimismo institucional que, a última hora, termina siempre por rebasar las expectativas, con datos aportados curiosamente por las mismas instituciones.
El caso es que el Centro rebosa de gente entre vacacionistas, empleados, paseantes locales y desocupados laborales. Las plazas cercanas a la Catedral registran un movimiento inusual, distinto a simple vista de la temporada de clases. Ese movimiento incluso puede medirse en la lentitud de los pasos: es fácil distinguir al foráneo, además de la facha, por su marcha demorada. A pesar de que las autoridades municipales “estimaron” que las calles peatonales estarían concluidas para Semana Santa, si uno se pasea por cualquiera de las cuatro vialidades en proceso caerá en la cuenta de que salvo el tramo de Ignacio Zaragoza (la cuadra semi peatonal, a causa del estacionamiento homónimo), todas llevan avances distintos y ninguna será concluida según las expectativas oficiales.
Entonces, al llegar el periodo vacacional todas las especulaciones sobre estacionamientos, zonas de carga y descarga de equipaje e insumos, así como los inconvenientes para quien camina el Centro (en Juárez y en Zaragoza hay que bajar de la banqueta y caminar a media calle cuando algún conductor alevosamente “despistado”, si los hay, deja su automóvil junto a las obras), se convierten en problemas reales y ponen en tensión el discurso oficial del municipio, mismo que han resumido en el eslogan “las molestias son eventuales, pero las mejoras serán permanentes”.
Frente a eso no son pocos vecinos y dueños de establecimientos que han manifestado su inconformidad por las decisiones que tomó la administración municipal sobre el plan de peatonalización; en parte al no haber sido consultados para elaborar dicho proyecto de manera plural.
Entre ellos, los disidentes, que a falta de una organización o representante alzan la voz en la prensa para quejarse de las “molestias eventuales” y poner en tela de juicio las “mejoras permanentes”, también denuncian un incremento de robos y asaltos en las inmediaciones de las obras en proceso, convertidas en “puntos ciegos” donde la fuerza pública no puede acceder en vehículo motorizado ni vigila después de las 21:00 horas, fin de jornada para los elementos de la Policía de Proximidad. Ya que el proyecto de peatonalización fue planeado para atraer turismo, al parecer sin detenerse a pensar en el acceso y la movilidad de los morelianos, cabría preguntarle a los visitantes nacionales y extranjeros qué opinan de “caminar y disfrutar la ciudad” bajo esas condiciones y cuál es su “percepción” de la seguridad en Morelia, a fin de elaborar un diagnóstico de viva voz que cuestione y caricaturice el optimismo institucional basado en expectativas sin los pies en la cantera.