CDMX a 19 de Julio del 2017.- El pasado 22 de junio fue un día crucial en la evolución de las Zonas Económicas Especiales de México (ZEE), tras completar un proceso esencial para sentar los fundamentos de su despegue y éxito, de acuerdo con la visión, la misión y los objetivos centrales del proyecto, perfilados desde su anuncio en noviembre del 2014 y fijados por ley como prioridad del Estado mexicano en junio del 2016.
Ese día, la Comisión Intersecretarial de Zonas Económicas Especiales, máximo órgano de gobernanza, aprobó cinco dictámenes que hacen constar la viabilidad técnica, ambiental, jurídica, económica y social de las primeras cuatro Zonas comprometidas por el presidente de la República -Lázaro Cárdenas-La Unión, en Michoacán y Guerrero; Salina Cruz, Oaxaca; Puerto Chiapas, Chiapas, y Coatzacoalcos, Veracruzmás la de Progreso, Yucatán, que se suma con motivo de la disposición del artículo 6, fracción I, de la Ley Federal de ZEE.
Los dictámenes son la base para que el presidente pueda hacer las declaratorias correspondientes que, a su vez, son el acto constitutivo para que una zona geográfica alcance la categoría de ZEE y, así, puedan activarse los beneficios que comprende e iniciarse los procesos que la ley prevé para su desarrollo.
Lo anterior incluye incentivos fiscales -los más competitivos en la historia reciente de México- y programas de desarrollo urbano, vocaciones productivas, infraestructura, capital humano, seguridad, innovación y transferencia tecnológica, encadenamientos productivos, una ventanilla única para regulación y trámites, financiamiento, seguridad pública y estabilidad social.
Los dictámenes consignan una función medular del trabajo de la Autoridad Federal para el Desarrollo de las Zonas Económicas Especiales (AFDZEE). Contienen la especificación territorial de cada Zona y su posible área de influencia; carta de intención suscrita por los estados y los municipios involucrados; estudio de Prefactibilidad, que incluye prospectiva de inversiones; necesidades de infraestructura y acciones de política pública.
Para los cinco casos se aprobó la modalidad por secciones, lo que significa crear polígonos amplios donde podrán instalarse varios conjuntos industriales en cualquier punto apto, además del predio federal. Esto brindará flexibilidad para distintos tipos de actividades productivas; fomentará la conformación de clústeres y economías de escala, y minimizará posibles externalidades negativas. Llegamos a este punto gracias al esfuerzo coordinado de diversas dependencias federales, los estados y municipios.
Con estos avances en el andamiaje institucional de las primeras ZEE se abre otro ciclo clave: se acelerará la implementación a fin de estar listos para que lleguen los administradores integrales, las empresas ancla y su constelación de proveedores, generando empleos e impulsando de manera tangible la economía regional.
Entre los pasos siguientes destacan la formalización de Convenios de Coordinación, que comprometen la articulación de acciones de los tres órdenes de gobierno y formalizan la conformación de las áreas de influencia, y los Programas de Desarrollo de cada ZEE, cuyo objetivo es detonar el desarrollo de las regiones apalancándolo en el impulso de cada Zona. La promoción con inversionistas se intensificará, especialmente una vez que se seleccione a los administradores integrales, responsables de elaborar planes maestros y de la construcción, desarrollo, administración y mantenimiento de los polígonos.
El interés por invertir por parte de empresas de varios países y sectores es manifiesto, porque el potencial productivo y logístico de cada una de las Zonas es formidable. Hay que apuntalar la plataforma para materializarlo y convertirlo en un eficaz instrumento para abatir rezagos sociales.
La encomienda es trabajar con rapidez, pero con una perspectiva de largo plazo para inducir un cambio estructural en las economías de estas regiones: el desarrollo incluyente y sustentable. La experiencia internacional muestra que la maduración tarda al menos entre cinco y 10 años.
Hoy existen más de 4,000 Zonas Económicas en el mundo, que sustentan cerca de 70 millones de empleos. Tienen que ver con más de 41% de las exportaciones y 21% de la Inversión Extranjera Directa mundial. Hay casos tan espectaculares como la ZEE de Shenzhen, China, que atrajo a más de 6,000 empresas, con lo cual el PIB per cápita local aumentó 150 veces en 30 años.
Llegó la hora de México, con sus ventajas comparativas y geográficas para el comercio y las cadenas productivas internacionales. Las ZEE son un elemento que complementa y enriquece nuestra competitividad y atractivo para la inversión. Deben ser el nuevo motor de crecimiento que lleve la huella industrial y de innovación del Norte y el Centro a los estados más rezagados del país.
*Secretario ejecutivo de la Autoridad Federal para el Desarrollo de las Zonas Económicas Especiales