La perfección es para algunas personas, una meta a la que llegar. Aunque muchos lo asocian con algo positivo, la realidad es que puede traer más desventajas que ventajas ya que puede afectar a nuestra salud mental y física. Y también afecta a la vida sexual.
El perfeccionismo se relaciona con la falta de confianza y seguridad. Lo vemos en nuestro día a día, como por ejemplo, en el trabajo, en la escuela. Así que, obviamente, el perfeccionismo también puede afectar a nuestra vida sexual. Un nuevo estudio realizado por un equipo de la Universidad de Kent, Reino Unido, liderado Joachim Stoeber, ha revelado las consecuencias a largo plazo que puede causar el perfeccionismo en nuestra vida sexual.
Para el estudio, el equipo entrevistó a 366 mujeres menores de 30 años. Después de realizarles varias encuestas sobre cómo las creencias y expectativas personales e interpersonales afectaban a su sexualidad, los especialistas constataron que se puede diferenciar entre 4 tipologías de perfeccionismo sexual.
El primero de ellos está orientado a uno mismo; cuando uno se impone estándares perfeccionistas a sí mismo. El segundo, la pareja orientada, se produce cuando aplicas estos mismos estándares a tu pareja. El tercer tipo, el socio-mandón, sería a la inversa que la anterior: cuando tu pareja te impone estos estándares perfeccionistas. Y, por último, el cuarto es el socialmente prescrito, que se produce cuando se tiene la sensación de que es la propia sociedad la que impone estos estándares.
Según el estudio, dos de estas categorías pueden ser conflictivos en la vida sexual de la pareja. Los socio-mandones hacen que las mujeres tengan una percepción equivocada de sus capacidades sexuales y que disminuyan sus habilidades para excitarse. Lo que provoca es que su autoestima se reduzca y aumente la ansiedad. Es aquí cuando la comunicación con la pareja juega un papel fundamental. Por otra parte, algunos estereotipos sociales sobre el sexo también pueden causar frustración.