Día de muertos
Opinión de Roberto Carlos López García
La celebración del Día de Muertos se divide en dos partes: el 1 de Noviembre que es el Día de Todos los Santos y se recuerda a quienes llevaron una vida ejemplar a los niños difuntos, y el 2 de Noviembre que se festeja el Día de Muertos. En el primero se festejan a todos los santos que tuvieron una vida ejemplar, así como a los niños difuntos, mientras que el 2 es ya la celebración general.
Los mexicas tenían conocimientos avanzados de astronomía y el calendario azteca era fundamental para la celebración de rituales y festividades, la festividad que antecede al actual Día de Muertos se celebraba durante el noveno mes azteca. Por ello, el festejo comenzaba a principios de agosto y se extendía por todo un mes, presidido por Mictecacihuatl, la diosa de los muertos.
En náhuatl “Señora de la Muerte”, en la mitología azteca reina de Mictlán, el 9o. y último nivel del inframundo. Según las tradiciones aztecas, en el más allá había 13 cielos y nueve infiernos, cuando una persona muere se va a un cielo diferente dependiendo de las cosas que habían hecho en vida
Cuando los españoles llegaron a América, ellos celebraban a los muertos con la festividad católica que llamaban el Día de Todos los Santos, y con el tiempo se fueron mezclando las dos celebraciones hasta dar paso al Día de Muertos tal y como lo conocemos en la actualidad.
La cultura popular mexicana encuentra diversos medios de expresión para mostrar su tradición. Entre las más populares se encuentran las famosas calaveras literarias; se trata de versos rimados que ironizan situaciones de personajes usando el tema de la muerte con una intención humorística.
Se dice que sólo en el Día de Muertos, los difuntos son autorizados desde el más allá para visitar a sus parientes vivos en la Tierra, y estos los reciben con una fiesta y ofrenda que tiene como finalidad agasajarlos con las más grandes atenciones y cosas que disfrutaban en vida.
Las flores de Cempasúchil que tienen colores muy vivos se colocan en los altares de muerto y en el suelo dibujando un camino, pues pretenden simbolizar la luz del sol que alumbre el camino de los difuntos hacia la Tierra.
Cada altar debe representar a los cuatro elementos, Agua, colocado en una jícara u vasija de barro, Tierra, con los diversos frutos obtenidos de está, Fuego, con velas y Viento que se representa a través del papel picado siempre representando distintas figuras.
En la noche a cada altar se le encienden velas, pues se dice que al estar iluminados los altares se evita que las almas se desvíen del camino.
Algunas comidas tradicionales del Día de Muertos son las Calaveritas de Azúcar, además también está el tradicional Pan de Muerto, un pan dulce espolvoreado con azúcar y con adornos en forma de huesos. La comida típica que se utiliza en las ofrendas y en las cocinas de los mexicanos
El culto a la muerte no es algo nuevo en la cultura mesoamericana, pues existen registros de rituales y celebraciones de pueblos prehispánicos de hace más de 3.000 años. Y hay registro de rituales y celebraciones de este tipo en etnias como la mexica, maya y purepecha.
En Michoacan antiguamente, Tirepitío era un importante centro religioso dedicado a los antepasados. Ahí se ofrendaban flores amarillas (cempásúchil) y en el día consagrado a los muertos los mexicas subían al techo de su casa y gritaban el nombre de sus antepasados (dioses primigenios) mirando hacia el norte, para que recibieran los alimentos que habían puesto en la puerta. Durante la Colonia la costumbre se fue arraigando poco a poco con cambios característicos de la evangelización a tal punto que actualmente es el centro de atención de nacionales y extranjeros.
“La Catrina”, creada por el grabador mexicano José Guadalupe Posada y bautizada por el pintor Diego Rivera, nos presenta a la muerte vestida de forma vistosa y con un sombrero de plumas.
El Día de Muertos es una de las tradiciones más famosas y hermosas de México, tanto así que en el año 2003 fue declarada por la UNESCO como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
En época de cambio vertiginoso que está deteriorado el tejido social, vale la pena que recurramos a nuestros orígenes culturales de solidaridad y recuperemos nuestra esencia fraterna para recuperar la cultura de la Paz para el bien Comun de las presentes y futuras generaciones. Disfrutemos todos orgullosos de nuestra cultura y tradiciones

































