Ciudad de México a 18 de Julio del 2017.- Durante el transcurso del año, familias de Guerrero, Oaxaca y Chiapas abandonan sus hogares para trabajar en la cosecha de los campos agrícolas del País.

Los jornaleros trabajan entre 10 y 11 meses, con estancias de uno a dos meses en las tierras de Guanajuato, Michoacán, Jalisco, Sinaloa y Baja California, cortando jitomate, tomate, chile, cebolla y fresa.

Las mujeres recorren estas tierras desde su infancia hasta que son madres de familia y comienzan su propia trayectoria; en este tiempo, las mamás embarazadas dan a luz en la ciudad que se encuentren laborando.

Los campos se ubican a las orillas de la ciudad, por lo que la atención médica a estas mujeres no es constante, e incluso hay quienes su parto es atendido por mujeres parteras en casa.

Los niños, al nacer, carecen de atención médica como vacunas y control pediátrico, no asisten a la escuela, no tienen una vivienda estable, e incluso hay quienes no cuentan con registro de nacimiento; lo anterior, a consecuencia del ritmo de trabajo de sus padres, esta historia se repite por generaciones.

El 14 de junio pasado, una bebé de tres meses, hija de jornaleros de Oaxaca, falleció a causa de neumonía. La familia vivía en la comunidad San Bernardo, en Purísima del Rincón, y tuvo que regresar a su estado para sepultar a su hija.

La Secretaría de Salud de Guanajuato informó de otro caso, el 11 de junio pasado: se detectó enfermo un niño de un año de edad, proveniente de Guerrero, el cual se recupera en el Hospital General de León, por una infección respiratoria.

Tienen hijos de tres estados

Desde niña, Lucía Ruiz Modesto salía de su comunidad Cuchuapan, Guerrero, con sus padres y hermanos para trabajar como jornalera. En el campo, conoció a su esposo, con quien procreó tres hijos.

Cuando Lucía tenía 13 años tuvo a su pri- mogénita. En ese tiempo, trabajaba en los campos agrícolas de Autlán, Jalisco, lugar donde nació su hija en la casa que rentaban, con ayuda de una partera.

Su segundo niño, quien tiene ocho años actualmente, nació en Guerrero, mientras estaba de visita en su pueblo.

Adrián, su último hijo, hasta el momento, tiene un año de edad; él nació el año pasado en el Hospital Regional de León.

Sus hijos, los mayores, que no asisten a la escuela, acuden con su papá al campo, mientras que Lucía se queda en unos locales que acondicionó como casa a realizar los quehaceres del día.

La finca que se ubica a pie de carretera en el rancho Nuevo Lindero, León, Lucía la comparte con sus tíos y siete primos; cada mes, entre las dos familias, pagan mil 500 pesos de renta.

En un mes más, Lucía migrará con su familia a los campos de Yurécuaro, Michoacán, para continuar con su travesía.

El Centro de Desarrollo Indígena Loyola estima que cada año llegan 3 mil jornaleros originarios de Chiapas, Oaxaca y Guerrero a los campos de León, San Francisco y Purísima del Rincón, Silao, Romita, Dolores Hidalgo y Valle de Santiago.

Aunque no se tiene una cifra precisa, la Secretaría de Salud de Guanajuato actualmente ha identificado, a través del “Operativo Migrante Agrícola”, 583 campesinos provenientes del sur del País.