«Su señoría, pido un receso de cinco minutos para valorar a mi representado, el comenta que tiene dolores de estómago y siente mareos «, dijo uno de los más de ocho abogados que integran la defensa de Diego Urik «N»


En punto de las 11:38 horas de este día, la sala de Juicios orales número 16 anexa al Cereso de Mil Cumbres fue testigo de nueva cuenta de los testimonios que se presentan para resolver el caso del feminicidio de la joven moreliana, Jessica González Villaseñor, quien fue localizada sin vida el pasado 25 de septiembre del 2020 en manos de su presunto feminicida, Diego Urik “N”. 


Con una playera de color blanco muy ajustada a la piel, con un estampado de la NASA, el cuerpo tonificado, pants en color café claro y tennis de la marca NIKE sin agujetas, fue como ingresó el imputado a la sala donde ya se encontraban reunidos familiares de la víctima, sus abogados y su propio padre, quien le ha acompañado en casa audiencia. 


Ulises, fue el primer y único testigo que logró presentar su testimonio en las tres horas y media que se destinaron en esta ocasión. Dicho testigo fue presentado por la propia Fiscalía General del Estado de Michoacán (FGE) por haber realizado dictámenes basados en video grabaciones obtenidas en la entrada y salida del fraccionamiento donde habitaba Diego “N”, además de videos grabaciones del autolavado donde la mejor amiga del imputado llevó a lavar el ‘famoso’ Volkswagen tipo polo de color gris obscuro que conducía Diego “N” . 


Debo confesar que los presentes en la sala, nos sorprendimos al ver la juventud del perito que se presentó en calidad de testigo; además de los rostros de asombro entre el público al escuchar que se integraban dos nuevos abogados a la defensa, sumando un total de 12 abogados defensores para Urik “N”. 
Jessica entró con vida pero nunca se le vio salir  del fraccionamiento donde habitaba Diego Urik “N”.


Durante la presentación del testimonio del perito, se logró identificar el vehículo que coincide con las placas y características del que se ha hablado a lo largo de este juicio, y aunque al perito no le correspondía realizar identificación de personas o de detección de rasgos fisionomicos, el perito logró asegurar que el vehículo era conducido por un hombre. 


Luego de un largo interrogatorio se logró que el testigo presentara ante el juez los videos y las capturas que se tomaron de las grabaciones donde se apreciaban perdonas al interior del mismo.

Fue ahí cuando comencé a notar que Diego movía aceleradamente los pies, era como si estuviese nervioso o preocupado, en esta ocasión he de admitirles que no se veía del todo tranquilo como en otras audiencias. 


Previo a la proyección los defensores intentaron impedir que el juez Ariel Montoya permitiera su exposición, sin embargo está peticion les fue negada. Comenzaron con la proyección y minutos después Diego se acercó a uno de los cuatro abogados que lo acompañaron en esta ocasión, el imputado comenzó a pedir constantemente que voltearan los defensores y le mostrarán documentos e imágenes que ahí se contenían.


Cuando el perito mostró las imágenes donde se observaba a Diego salir de su casa  solo y luego volver con una mujer al domicilio  para tiempo después salir sin la persona con la que había ingresado.

El imputado se mostraba inquieto y se llamó con la atención de uno de sus abogados para que le volteara a ver y escuchará su petición. Fue ahí. Justo ahí, cuando manifestaron que estaba sintiendo dolores en el estómago y mareos, solicitando al juez un receso de al menos 5 minutos para valorar el estado de salud de su representado. 


De inmediato su padre se levantó de la banca y con el rostro preocupado, les preguntó a los defensores si podía llevarle medicamento o si requería algo para estar bien. Sin embargo le informaron que debía recibir una valoración por un médico de la institución y que sería el quien valoraría si estado de salud, así como, su permanencia en la audiencia.  


Y es que en este momento la tensión y la rotunda confusión invadió la sala entre los presentes. A decir personal, llegué a considerar que se trababa de una estrategia para retrasar el proceso, luego pensé que tal vez se trataba de emociones que le causó ver las imágenes que se proyectaron en el momento, aunque no era fuertes, pudiesen haberle echo tener un viaje en los recuerdos o incluso el remordimiento.

“ Es una estrategia, seguro van a suspender” se escuchó entre los presentes y comenzaron los murmuros, mientras el padre y los defensores del imputado abandonaban la sala para esperar en el pasillo. 

Los cinco minutos solicitados se convirtieron en aproximadamente 25 a 30 minutos de espera, para el regreso de Urik «N» a la sala. 
“Diego presentó reflujo porque no consumió ningún tipo de alimento durante la mañana, le dieron de comer y un antireflujo para que esté bien” fueron las palabras de la asistente de la sala para poder continuar. 


A poco menos de dos metros lograba apreciar la incomodidad que tenía el imputado en el momento. Sin embargo el testigo continuó con su presentación. Y esque aunque no se apreciaban claramente los rostros, los tiempo y las personas coincidían con lo dicho por otros testigos que han aportado información a este caso.


Fue entre las 18 y las 19 horas del 21 de septiembre del año 2020 cuando se aprecia a Urik afuera de su domicilio revisando su cajuela y realizando maniobras de lado del copiloto, así mismo se logró observar la llegada de los dos amigos del imputado, quienes arribaron al fraccionamiento en un vehículo Renault.

Y es que conforme mostraban las grabaciones se hilaban las acciones y en mi mente comencé a recordar casi textualmente lo que presencié en otras audiencias.


Fue una mujer quien la mañana del 22 de septiembre del año 2020 manejaba el carro de Urik y salió del fraccionamiento, la misma mujer que apareció en las grabaciones de un autolavado ubicado en la calle JJ Tablada en Santa María.

Una joven mujer de cabello largo, obscuro, con apariencia joven y de complexión delgada. Dicha persona llevó el vehículo de la marca Volkswagen tipo polo, misma que se mostraba tranquila y además tuvo el tiempo de hare una  llamada. 

Otro punto clave presentado en esta ocasión, fue más tarde, cuando llegó al mismo autolavado un vehículo de color color blanco del cual descendieron dos hombres, ambos se acercaron al polo y solo uno se arrimó a la cajuela, revisando a detalle, incluso metiendo la cabeza  y el dorso para revisar más adentro de las misma para posteriormente retirarse del lugar.