Chilpancingo, Guerrero – El asesinato del alcalde de Chilpancingo, Alejandro Arcos Catalán, ha sacudido a la población y a las autoridades, después de que fuera hallado muerto el pasado 6 de octubre en circunstancias violentas. La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo confirmó que se están llevando a cabo investigaciones para esclarecer el crimen, que ha dejado al municipio en estado de shock.

Arcos Catalán, quien había asumido el cargo solo seis días antes, fue encontrado decapitado en su vehículo, con su cabeza sobre el capó. La brutalidad del crimen ha generado inquietud no solo en la comunidad de Chilpancingo, sino en todo el país, despertando preguntas sobre la seguridad y el clima de violencia que enfrentan los funcionarios públicos.

Sheinbaum anunció que se está analizando la posibilidad de que la Fiscalía General de la República (FGR) atraiga el caso, mientras se realizan las investigaciones pertinentes para determinar el móvil del asesinato y realizar las detenciones necesarias. “Hoy se presentará la Estrategia Nacional de Seguridad con énfasis en las acciones de inteligencia”, afirmó.

El alcalde había expresado su preocupación por la inseguridad en la zona, especialmente tras el asesinato de Francisco Gonzalo Tapia Gutiérrez, secretario general del Ayuntamiento, el 3 de octubre. En su última entrevista, Arcos Catalán pidió protección tanto para él como para otros miembros del ayuntamiento, señalando que la seguridad de la ciudadanía era una de sus prioridades.

A pesar de que Chilpancingo no se encuentra entre los municipios con mayores índices de homicidio, la reciente ola de violencia ha planteado serias preocupaciones. En respuesta, el gabinete de seguridad del gobierno federal se reunirá para ampliar los detalles del caso y presentar medidas que fortalezcan la coordinación entre autoridades locales y federales.

Alejandro Arcos, quien había manifestado su deseo de ser recordado como un promotor de la paz y el desarrollo en su ciudad natal, deja un legado marcado por la tragedia y la incertidumbre. Sus palabras resonan en la memoria colectiva de los habitantes de Chilpancingo: “Quiero morir luchando por mi municipio”.

El asesinato de Arcos Catalán no solo es un luto para su familia y amigos, sino un llamado a la acción urgente ante un problema que afecta a muchas comunidades en el país. Las autoridades están bajo presión para garantizar la seguridad de los funcionarios y la ciudadanía, mientras la sociedad exige justicia y respuestas a la creciente violencia.