Myanmar (Birmania) vive momentos de devastación tras el potente terremoto de magnitud 7.7 que sacudió su territorio la madrugada de este viernes, dejando un saldo preliminar de más de 200 muertos y al menos 730 heridos, según confirmó la junta militar gobernante. El sismo también provocó graves daños en Tailandia, donde se registraron al menos 10 decesos y más de 100 desaparecidos.

El epicentro del movimiento telúrico se localizó en la región de Sagaing, a unos 17 kilómetros de la ciudad de Mandalay, la segunda más importante del país. El sismo ocurrió a las 12:50 horas locales (6:20 GMT), a una profundidad de 10 kilómetros, de acuerdo con el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS).

El líder del régimen militar birmano, Min Aung Hlaing, decretó el estado de emergencia en seis regiones clave: Sagaing, Mandalay, Magway, Shan, Naipyidó y Bago. El gobierno también realizó un inusual llamado a la ayuda internacional, dada la magnitud de la catástrofe y las limitaciones internas para responder, en medio de la crisis política que atraviesa el país desde el golpe de Estado de 2021.

Las reacciones de solidaridad no se han hecho esperar. Desde el Vaticano, el Papa Francisco expresó su tristeza y cercanía espiritual con las víctimas a través de un telegrama firmado por el cardenal Pietro Parolin. La Unión Europea activó el sistema de satélites Copérnico para evaluar daños y manifestó su disposición para brindar apoyo de emergencia.

El secretario general de la ONU, António Guterres, y agencias como UNICEF también expresaron su preocupación, especialmente por el bienestar de niños y familias. El presidente ruso, Vladímir Putin, envió condolencias formales a las autoridades birmanas, mientras que Amnistía Internacional exigió garantizar el acceso humanitario.

Desde México, la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) manifestó su “profunda solidaridad” y ofreció asistencia consular a ciudadanos mexicanos en Myanmar o Tailandia, aunque no se han reportado connacionales entre las víctimas.

Se han reportado derrumbes de edificios, puentes colapsados y zonas sin energía eléctrica. Testigos relatan que muchas personas quedaron atrapadas entre los escombros, mientras que las labores de rescate se ven limitadas por la escasez de equipo especializado. Un monasterio colapsado en Sagaing habría dejado atrapados a 20 niños, según fuentes locales.

En Tailandia, un edificio en construcción colapsó en Bangkok, dejando muertos y desaparecidos. La primera ministra Paetongtarn Shinawatra declaró el estado de emergencia en la capital tailandesa.

Diversos videos difundidos en redes sociales muestran momentos de terror: estructuras derrumbándose, ciudadanos corriendo en pánico y zonas completamente devastadas. Las imágenes dan cuenta de la magnitud del desastre natural más grave en la región en los últimos años.

El terremoto llega en un momento de alta fragilidad para Myanmar, sumida en un conflicto interno desde hace más de tres años. Organizaciones humanitarias han advertido que la militarización del país ha reducido la capacidad de respuesta ante desastres naturales, agravando la situación de miles de civiles vulnerables.

Se espera que las cifras de víctimas aumenten en las próximas horas conforme avancen las labores de rescate.