La joven comenzó con síntomas el pasado 13 de mayo y sus padres la llevaron al centro de salud Protomédico de Santa Fe. Allí la sentaron en una silla de ruedas durante cuatro horas porque no había camas disponibles, según el testimonio de su padre a Info Mercury, le hicieron placas y le dieron cita para tres días más tarde para practicarle una prueba de coronavirus.

Así, la mandaron a casa y finalmente dio positivo en COVID-19 a la vez que las radiografías mostraban una pulmonía bilateral. Entonces fue cuando sus padres decidieron trasladarla al hospital Iturraspe, el lunes 17 de mayo, después de que el domingo también les comunicasen la falta de camas. Allí tuvo lugar la fotografía que se ha convertido en un símbolo del colapso sanitario por la pandemia de coronavirus en Argentina.

Mientras esperaba se sintió mal: “Luego de que le dieran oxígeno, se recompuso, aunque no pudieron darle una cama y debió acostarse en el piso porque no aguantaba más”, relata su padre. Tras varias horas, según sus familiares, le dieron una cama.

Poco después fue trasladada a otro hospital, donde la pasaron a una sala intermedia para controlar su diabetes. Allí permaneció hasta el día 20, cuando fue pasada a terapia intensiva, donde falleció a las 3 de la mañana del día siguiente.