Aunque inicialmente Samsung habló de “casos aislados”, el problema con las explosiones e incendios espontáneos del Galaxy Note 7 ha escalado hasta estar prácticamente fuera de control. Aunque la compañía está rogando a sus usuarios que apaguen el teléfono, dejen de usarlo y lo devuelvan “de inmediato”, el terminal sigue provocando accidentes.

El último de ellos es el de un niño en Brooklyn, Nueva York, cuyo Galaxy Note 7 comenzó a arder espontáneamente provocándole quemaduras y requiriendo su traslado al hospital. El suceso, afortunadamente, no paso a mayores porque fue dado de alta al poco tiempo pero “provocó que se encendiesen las alarmas de humo de la casa” según relata la madre del afectado en el New York Post.

El problema ha evolucionado hasta alcanzar dimensiones bastante complejas: por un lado, la mayoría de usuarios ya deberían estar advertidos de que el teléfono podría arder, por otro, es complicado recoger todos los teléfonos y hasta ahora el sistema de recogida está fallando de manera catastrófica.

Aparte, y como apuntan varios usuarios en Reddit, la mala publicidad en torno al teléfono podría suponer una sentencia de muerte de la que quizá el Note 7 nunca se recupere. Un golpe funesto para un terminal que, problemas con la batería aparte, es sobresaliente en todos los sentidos. (via NYPost)