“Servidores de …

 FUERA DE LUGAR      

JORGE TORRES       

Desde su creación meses después de la victoria aplastante de Morena allá por el lejano 2018, los “servidores de la nación” han estado en medio de críticas constantes y el escrutinio minucioso del ojo público.

Distintas voces se alzaron en aquel momento denunciando que solo eran una extensión de la estructura electoral de Morena y dudaron del actuar de la misma dado su presunto origen.

Con gorras, chalecos y un bordado con el nombre del presidente de la república en ellos (mismo que fue retirado por inconformidades presentadas en el INE) saltaron a las calles a encuestar casa por casa, recabando todo tipo de datos de cada hogar que visitaban, como si del INEGI se tratara.

Esta estructura, que ha operado durante este tiempo bajo el cobijo de la Secretaria del Bienestar, cuesta al erario público 3,587,455,488 pesos al año solo en salarios, está conformado por 22,914 personas y según datos de la Secretaría de la Función Pública (SFP) actualmente hay 18,894 enlaces de Servidores de la Nación desplegados en el país con un sueldo de 8,482 pesos mensuales; 252 directores regionales que reciben 50,158 pesos; 32 delegados estatales de Programas de Desarrollo, mejor conocidos como “super delegados” que ganan 87,998 pesos, y 3,736 personas dedicadas a diversas actividades administrativas y técnicas.

A casi dos años de su “ardua” labor, se han consolidado como un ejército electoral listo para accionar si el presidente así lo dispone. Cuando son actividades propias de la federación llevan sus chalecos khaki, pero cuando lo requiere el partido, lo cambian por uno guinda con unas letras enormes que dicen Morena.

Hoy los servidores de la nación pueden estar muy contentos, no solo son la maquinaria del estado que lleva la buena nueva de presidencia, sino también son la primera fuerza de movilización de simpatizantes del partido en el poder, tan es así que fueron puestos en los equipos de vacunación por todo el país, accediendo antes que muchos a la vacunación del COVID-19.

Con su trabajo hecho así como con todos los datos recabados el partido del presidente se mandó hacer una “app” que permite saber en tiempo real el nombre de todas las personas que fueron empadronadas, quiénes reciben apoyos, de que clase y cuánto ingresa a cada hogar por concepto de los mismos; además quienes simpatizan quienes no y posibles opositores, permitiéndoles cruzar información con otras bases de datos.

Pareciera que esto no tiene nada de malo; pero he aquí la parte perversa, todos los comités en defensa de la 4T, fueron conformados a partir de apoyos; le dieron a la gente algo que perder si no se integraban o alineaban en el proyecto de la cuarta transformación; no es de extrañarse si ve en estos comités a líderes de colonias que en otros tiempos operaban para diferentes partidos, hoy “amarrados” con programas públicos y gratuitos.

Lo escandaloso es que a cada integrante de Comité se le pide una cuota mínima obligatoria de votos para la elección que se avecina para seguir recibiendo las davídicas y apoyos que en este momento tienen sin los cuales sus ingresos mensuales se verían mermados.

Si no fuera tan maquiavélico podría considerarse brillante, Morena halló el camino para llevar a cabo lo que en su momento el presidente recitaba en una mañanera “no podemos enseñar a pescar si no hay río”, la 4T encontró no solo su propio río, también los peces y la manera de atraparlos: la necesidad, los pobres y el populismo.

No es nuevo esta manera de operar y manejar los programas públicos, sabemos que la pobreza reditúa al gobernante y mantener pobre al pobre, es la clave; Morena ha encontrado el equilibrio entre pobre muriendo de hambre y pobre con lo básico para no morir, vamos, que encontró el atole perfecto para dar, pobreza disfrazada de felicidad.

Los servidores de la nación pueden ser el factor diferencial en las próximas elecciones no solo con su trabajo previo si no también como posibles operadores y promotores del voto el día de la elección.