Ante la amenaza del huracán Newton, elementos de Seguridad Pública y Protección Civil de la zona ribereña de Huetamo, Carácuaro y San Lucas se mantienen alerta frente a cualquier contingencia climatológica que pudiera generar problemas a lo largo de sus más de 100 kilómetros de escurrideros del Río Balsas, que empiezan en las fronteras con el municipio de San Lucas y terminan entre San Jerónimo y Estimucha.

Otro punto de atención municipal resultan los escurrideros del Río Bajo Tacámbaro-Carácuaro, que ante las constantes lluvias también mantienen altos sus niveles de agua que cruzan la zona salinera de Acuyo, recorre el mineral de Baztán del Cobre, la zona ganadera de Tecario, Santa Elena, El Espíritu y hasta su desembocadura en el Balsas en la comunidad de Santiago Conguripo, y con sus caudales que bajan de las sierras de Morelia se enriquecen las poderosas corrientes que siguen su curso hasta el mar.

Frente a las consecuencias que permiten el incremento de humedad, cuestión aparte significa el delicado tema de la salud en la zona de la cuenca del Balsas, donde los informes de incrementos de casos de dengue y chikungunya preocupan a las autoridades médicas de los nueve municipios de la Tierra Caliente de Guerrero y a los seis de la Tierra Caliente de Michoacán, donde se realizan campañas médicas contra estas enfermedades.