Es una especulación personal. Es razonable suponer que la causa última de nuestros grandes problemas es nuestra propia idiotez.

C. M. Cipolla propuso leyes al respecto:

1. Siempre hay más tontos de los supuestos.

2. La posibilidad de ser estúpido es independiente de todo otro rasgo personal.

3. El tonto causa daño en otros sin recibir un beneficio personal.

4. Los no tontos olvidan la capacidad de daño que tienen los estúpidos.

5. Los tontos son el grupo más peligroso que existe, por encima de los malvados.

Adicionalmente debe mencionarse otro principio acerca del tema, la navaja de Hanlon y que establece lo siguiente:

«Nunca presuponer maldad cuando la idiotez sea suficiente explicación».

Para explicar un hecho cualquiera, por tanto, es más probable que esa explicación sea dada por la idiotez que por una intención malvada.

Sobre estas bases es posible especular sobre corolarios razonables, inferencias lógicas que surgen de lo anterior.

— La capacidad de producir daño es proporcional a la cantidad de poder que el tonto tenga sobre otros.

Una persona a cargo de una pequeña tienda en una pequeña ciudad tiene la misma probabilidad que todos de cometer idioteces pero el radio de impacto de su idiotez es reducido. La posición opuesta es la del presidente de un país (o más aún, la de un dictador totalitario), cuyo radio de impacto es enorme.

— El organismo que más tonterías de más radio de impacto produce es el gobierno debido al poder que tiene, superior al de cualquiera otra institución. Sus errores serán mejor explicados por idiotez que por existencia de complots y maldades.

— Es más probable que el mundo sea destruido por un cúmulo de idioteces humanas que por la caída de un asteroide. La «tormenta perfecta de la idiotez» es esa combinación única de idioteces imparables que en conjunto pueden destruir al mundo.

— Existe una probabilidad máxima de que en una democracia gane las elecciones el idiota más visible seleccionado entre otros igualmente idiotas.

— El idiota tiene una enorme habilidad para detectar las idioteces ajenas, pero una ceguera absoluta para identificar las suyas.

— No importa que una tontería demuestre ser lo que es con abundancia de evidencias, el idiota siempre encontrará una vía para continuar pensando a su manera, sin importar consecuencias. La capacidad de supervivencia de la idiotez es ilimitada.

— Las personas se agruparán alrededor de un idiota mayor siempre que su idiotez tenga parecido. Las idioteces más populares reunirán a los grupos más numerosos y formarán opinión pública.

— La idiotez es el camino más popular y común porque requiere un esfuerzo mínimo y muy escaso desgaste personal, lo que hace que la idiotez no tenga límites conocidos.

— Siempre puede haber más idiotez de la que se ve y sufre.

— Todo grupo acumula mayor estupidez total que el de la suma de la idiotez individual de sus miembros.

— La mejor manera de esconder la estupidez propia es la arrogancia y la mejor manera de mantenerla es la ignorancia.

— Es el idiota quien más ambición de poder muestra para imponer sus ideas en los demás y demostrarles que tiene la razón.

— La mayor parte del contenido de los medios de comunicación y de las redes sociales es idiota, y aspira a dar la apariencia de información importante.

— No existe protección efectiva contra la idiotez, todos en todo momento están expuestos a generar una idiotez propia y autónoma.

— Solo es en la repentina, momentánea e infrecuente interrupción de la idiotez que podemos esperar avances y conocimiento.

— Las ideologías suelen ser exposiciones generales, organizadas y explicadas en un lenguaje elegante y serio de alguna idea que en su fondo es idiota.

Quizá el lector quiere añadir alguna otra otra conclusión.